Contexto Histórico
Acción Católica (1922)
A comienzos del siglo XX el auge del liberalismo y del comunismo puso en guardia al
Vaticano, preocupado por las influencias que veía venir tanto de derecha como de izquierda
y que amenazaban la cohesión de sus filas. La Iglesia consideró que los esfuerzos de sus prelados no eran suficientes para afrontar los desafíos ideológicos que se le avecinaban. En 1922 el Papa Pío XI hace un llamado a los seglares a estrechar filas en torno a la Iglesia y a tomar una posición más comprometida con su jerarquía. Surge así, la Acción Católica.
* En 1950 Víctor Jara ya adolescente, junto a un grupo de amigos del barrio, participa en la Acción Católica de la iglesia de Blanco Encalada, cerca de la Vega Poniente. Ahí Víctor en el teatrito parroquial, comienza a representar fragmentos teatrales y a mostrar sus dotes como artista y como cantante.
Gabriel González Videla (1946-52)
González Videla asume la Presidencia con el apoyo del Frente Popular, especialmente del Partido Comunista. A poco andar por presiones del imperialismo, Videla rompe su compromiso con este partido y dicta la Ley de Defensa de la Democracia, conocida como “La Ley Maldita”. Esta ley prohibe la existencia del Partido Comunista y sus partidarios fueron perseguidos y enviados a campos de concentración. Entre ellos, Pablo Neruda se ve obligado a salir clandestinamente de Chile.
Carlos Ibáñez (1952-1958)
Al asumir la Presidencia de la República una de las primeras medidas que tomó fue derogar la Ley Maldita. A fines de su mandato aprobó las reformas electorales que ampliaron el universo electoral y eliminaron el fraude -abriendo paso al crecimiento de los partidos de izquierda en el país.
En 1957, el FRAP (Frente de Acción Popular) proclama a Salvador Allende candidato a la presidencia en las próximas elecciones que se efectuarán al año siguiente
* 1957 Víctor ingresa al coro de la Universidad de Chile y en 1958 se incorpora al conjunto folklórico ‘Cuncumén’. Estando en el Cuncumén ingresa a las Juventudes Comunistas de Chile.
Seminario
Víctor estuvo dos años en el Seminario, él siempre recordaba la rigurosidad en los estudios, la disciplina monacal, los rituales, la teatralidad de la misa y su primer encuentro con el canto gregoriano.
A la postre de ese período, me di cuenta de que era muy seria esa decisión mía y que esa seriedad significaba tener vocación auténtica, profunda, de real validez, y yo no la tenía. De pronto me di cuenta que era una situación de estado de ánimo. Con la exigencia del estudio, con la rigurosidad, y la disciplina del estudio en el Seminario, me di cuenta de que el problema era otro. Entonces esto lo conversé, y no de un día para otro, por supuesto, sino que fueron cosas que las fui madurando, que las fueron los superiores madurando junto a mí, y se tomó la determinación de que yo dejara el estudio y yo salí de ahí.
Servicio Militar
Después de aproximadamente diez días de haber dejado el Seminario, Víctor fue llamado al Servicio Militar. Fue un cambio bastante brusco.
Yo había pasado un período de mi vida sin la convivencia normal de cualquier muchacho de mi edad, entonces recién llegado del Seminario era como encontrarme de nuevo con algunas cosas, y bueno era como si yo me hubiera detenido en el tiempo, todo eso era como caer de nuevo así, no parado, de cabeza de lado, de cualquier manera, porque me costó mucho tomar eso como verdad, y yo al principio era muy inhibido y tímido, ¡terrible! Y después me tuve que adaptar no más, porque ahí no queda otra. Los pelados me pusieron en onda al tiro, al primer día. Al otro día todos en pelotitas a bañarse, ahí listo no más, ponerse en onda. Y yo en esa cuestión, no tenía esa experiencia. Había dos años, en donde algunas cosas pasan muy a otro plano; todo lo que significa la soltura física con la naturaleza, toda esta cosa sana pasa muy a segundo plano, el cuerpo viene a ser como una especie de látigo que nosotros debemos soportar. Entonces de pronto, pasar al terreno en donde lo físico es primordial, cuesta, me costó un poco acostumbrarme, pero me acostumbré.
Coro Universidad de Chile
Víctor después de su salida del Seminario, echaba de menos la música, de modo que cuando por casualidad, vio un aviso en el diario que llamaba a presentarse para ingresar al coro universitario para cantar en Carmina Burana, decidió presentarse. Fue aceptado como tenor y participó en la producción de Uthoff en el teatro Municipal, vestido de monje con hábito marrón.
Aproximadamente un año después vio bailar en el papel de la Mujer de Rojo, a la bailarina Joan Turner, la que más adelante se convertiría en su mujer.
A finales de 1954, Víctor viajó al norte con un grupo de amigos del coro, para recoger e investigar música popular de la zona. Empezó a redescubrir el patrimonio musical heredado de su madre.
Mimos de Noisvander
En 1955, su acceso al Teatro Municipal le permitió presenciar una función de un grupo de mimos recién formado por Enrique Noisvander, quien dirigía un taller para formar mimos. Víctor se acercó a Enrique con la intención de integrar el grupo. Fue probado y quedó de inmediato. Su sentido del movimiento y su expresividad condicionó su ingreso y muy luego actuó como protagonista en ‘Los Vecinos’ y ‘La feria sentimental’, eran las obras donde mayor lucimiento tenía Víctor. Su estada en el grupo sólo duró un año y medio, después entró a la escuela de teatro de la Universidad de Chile.