Escuela de Teatro
Mucha gente me conoce como cantante, pero no saben que dirijo teatro. La verdad es que en 1958 me inicié como folklorista en el conjunto Cuncumén, y estando ahí, ingresé a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Mi actividad se inició en forma paralela, respondiendo a necesidades que uno quiere realizar.
En 1956, Víctor dio su examen de ingreso a la Escuela de teatro de la Universidad de Chile. Se sentía nervioso e inhibido con sus ropas heredadas, la chaqueta demasiado corta y para colmo, las pesadas botas de gruesa suela le quedaban chicas y le lastimaban los pies. Pero no estaba dispuesto que este hecho entorpeciera su improvisación: se sentó en el suelo y se descalzó antes de enfrentar a la comisión, compuesta por personas de severo semblante, sentadas detrás de una larga mesa. A Víctor se le pasó por la cabeza en un momento de pánico, la idea de que podía tener los calcetines rotos.
Uno de los amigos más íntimos de Víctor en la escuela de teatro fue Nelson Villagra, quién posteriormente se convirtió en un actor famoso. Nelson pertenecía a una familia de granjeros que tenían una parcelita cerca de Chillán, en el sur. Como ambos estaban siempre sin un centavo a la hora de almuerzo subían el cerro Santa Lucía y saciaban su hambre con pan integral y una botella de leche. Sólo cuando la familia de Nelson le enviaba del campo una encomienda con comida, se llenaban el estómago y gozaban del banquete que incluía carne y queso.
Con creciente confianza en si mismo y cada vez más interesado en el movimiento estudiantil, Víctor inició su tercer curso. Aquel fue un año de elecciones presidenciales, el proceso electoral durante el cual Salvador Allende se oponía al candidato de la oligarquía chilena Jorge Alessandri.
Actuaciones
Como en todas las escuelas de teatro los estudios eran teóricos y prácticos, las clases se alternaban con estudios de historia del teatro y del método Stanislavsky. Los alumnos hacían montajes estudiantiles y a veces, papeles de poca importancia en los montajes de la compañía profesional. Cuando montaron ‘El amor de los cuatro coroneles’, de Peter Ustinov, Víctor hizo el papel del coronel ruso. También actuó en la obra, ‘Los bajos fondos’, de Máximo Gorki y otros.
Parecido a la Felicidad
Alejandro Sieveking, uno de los compañeros de curso de Víctor, era un prometedor dramaturgo, quien llegó a ser su amigo y colaborador de toda la vida, aunque sus orígenes eran muy distintos.
Cuando el grupo de Víctor aprobó los exámenes finales, tomaron la decisión colectiva de no dejarse absorber inmediatamente por la compañía estable de teatro profesional. Permanecerían unidos un año más, trabajando en una pequeña compañía propia respaldada por la Escuela de Teatro.Tenían además la intención de llevar sus producciones a pequeñas ciudades de provincias donde no llegaban las compañías profesionales.
Para participar en el Festival de Teatro Estudiantil que se realizaba cada año,Víctor le propuso a Alejandro que escribiera una obra breve de cuatro personajes, que pudiera desarrollarse en una habitación. El se hizo cargo de la dirección. La obra se escribió en una semana y se tituló ’Parecido a la felicidad’. El éxito fue rotundo. Causó mucho impacto. La crítica fue excelente. Se organizó una gira por Latinoamérica que también tuvo mucho éxito tanto de crítica como de público.
Después de esta experiencia Víctor decidió estudiar Dirección Teatral.
Ánimas de día Claro
Entre 1962-1963 terminé mis estudios de Dirección Teatral y el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile me contrató para su equipo de directores. Mi examen final fue el montaje de la obra ‘Animas de Día claro’ de Alejandro Sieveking, para la cual compuse la música.
Una historia simple. Como la guitarra campesina Como una figurita pintada de Talagante. Como un camino, un álamo, una flor…Una historia de nuestro pueblo. De este pueblo que en todas sus manifestaciones, aún en las más trágicas, introduce elementos graciosos y hasta divertidos. Como el verso popular cantado al niño muerto, que dice:
Qué bonito el angelito
Qué glorioso y qué divino.
Tan diferente a su paire
Y tan parecido al padrino
Animas de día claro se convirtió prontamente en un clásico. Se mantuvo seis años seguidos en cartelera y fue alabada por la crítica: ‘Con esta obra se logró algo que raras veces consiguen nuestros dramaturgos y actores: emocionar de verdad. El éxito o el fracaso de una obra depende en gran medida de la sensibilidad del director y sus actores. La obra fluye… los actores son espontáneos. Víctor Jara cumplió un buen trabajo de dirección”, consigna la revista Mensaje de la época.
Víctor aportó fundamentalmente al teatro su conocimiento del mundo popular, decía Luis Poirot, quien se desempeñó como asistente de dirección en esta obra.
No sé en realidad cual es el campo que me agrada más si es el teatro o la música. Pero las dos expresiones me llegan, son como dos motores que se tocan y se necesitan En el teatro hay que exigirse con más profundidad. El folklore en cambio, siendo de gran raigambre humana, me suelta ataduras que salen fuera cuando canto. El teatro es más intelectual; el folklore lo siento más espontáneo. Pero en realidad, las dos cosas están muy juntas y amarradas a mí.
El Teatro Chileno
El teatro chileno no debe abandonar, sino ahondar en la idiosincrasia chilena, justamente en el sentido de la palabra folklore, que significa saber del pueblo. En otras palabras, a través del folklore el teatro puede tocar hondo en el alma del pueblo. La dramaturgia chilena no ha pescado la esencia de la dramaturgia europea. Resulta artificial y superficial tomar la forma y adaptarla a la realidad chilena. Nuestra realidad tiene su esencia, su contenido y su forma. Quiero hacer una obra de real alcance popular. Tenemos que crear las obras que necesitamos acordes con nuestra realidad, crear nuestro propio método de actuación e interpretación teatral.
No sé si soy un buen director de teatro. Para serlo se necesitan mucha experiencia y una gran madurez como ser humano.
Quiero hacer una obra de real alcance popular.
Nunca he pensado abandonar el teatro. La cuestión es de tiempo, y del tiempo que me conceda la oportunidad de elegir: todavía puedo continuar haciendo las dos cosas y todas aquellas que involucran el perfeccionamiento de ambas.
En 1965, Víctor dirige ‘La Remolienda’, de Alejandro Sieveking, originalmente era una obra musical, pero Víctor dejó sólo unas pocas canciones. Es necesario recalcar que ‘La Remolienda’ tiene un tratamiento de lo popular diferente al de ‘Animas de día claro’, con un tono más de comedia y un realismo más costumbrista. No se trata de la atmósfera mágico-mística de ‘Ánimas…’ sino de algo más terrenal. No está de más reiterar que una de sus mayores inquietudes artísticas –también fuertemente presente en sus canciones- fue la de mostrar la belleza humana de la gente del campo.
Viaje a Inglaterra
Paralelamente Víctor continuaba con su trabajo de dirección teatral. En 1965, fue galardonado con el ‘Laurel de Oro’ por la mejor dirección del año, por las obras ‘La Maña’ y ‘La Remolienda’, además obtiene el Premio de la Crítica por la mejor dirección del año por ‘La Maña’. En 1968 también recibe el Premio de la Crítica por la mejor dirección del año, por ‘Entretengamos al Sr. Sloane’. Su éxito como director teatral hizo que el British Council lo invitara a pasar una temporada en Inglaterra para observar ensayos de diferentes compañías y la enseñanza en las escuelas de teatro inglesas. Fue en Londres, sentado en su cama de la pensión inglesa, cuando escribió una canción que se convertiría en una de sus más famosas. La canción contenía una mezcla de pasado y de futuro, con ese extraño sentido profético que caracteriza algunas de las letras de Víctor. La gente se pregunta si la escribió por su madre o por su hija. Pareciera ser que no la dedicó específicamente a ninguna de las dos, si bien contiene la sonrisa de su madre y la promesa de juventud de su hija.
El teatro inglés es el mejor del mundo. Existe un profesionalismo admirable y verdadero, realmente verdadero, amor por el teatro Es notable, más que eso, asombroso, la libertad que existe entre los actores, los directores y los diseñadores en la interpretación y producción de las obras de Shakespeare. Son representaciones rejuvenecidas y totalmente contemporáneas, vigentes. Tuve oportunidad de quedarme en el extranjero, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, pero las rechacé. Justamente el viaje me sirvió para comprender que lo que tengo que realizar está aquí, en mi país. Siento firmemente que mi deber artístico está aquí.
He regresado al Instituto del Teatro, al conjunto folclórico Quilapayún y al Ballet Aucamán.
(Extracto de carta a Joan)
Mijita, de repente pienso que vivir en un país donde tienes el mundo en tus manos a través de la noticia, con una información tan ‘instructiva’ como ‘imparcial’ es mucho más dañino que vivir en un país como el nuestro, donde la noticia es manejada por otra nación que domina, pero, por último donde no sientes, al menos en forma tan apremiante, la inutilidad de tu existencia. Si no, no me explico toda esa juventud drogada y que se escapa de sí misma hacia cualquier lado para encontrar algo verdadero, o que se suicidan para encontrar la única verdad de estar vivos, la muerte.
No tienes tiempo de elegir o meditar tu elección. Si no escoges inmediatamente te quedas atrás hasta que desapareces. Parece que a nadie le gusta ser uno mismo, aunque se esté solo. Prefieren ser un montón de solos, Amorcito, Chile además de estar en manos de los norteamericanos y de poseer otros defectos, es un lugar donde la tierra es tierra y el pan es pan; un lugar donde se puede encontrar a los demás con compás de verdadera vida; de vida pura, natural. Ojala que nunca la ‘civilicen’ como acá. La prefiero así, bruta, suelta y libre.